Tiene una capacidad de 2,500 metros cúbicos de agua, mientras que su temperatura oscila entre 30 ºC y 33 ºC, a los que se llega gracias a la energía proveniente de paneles solares.
Los responsables de esta idea fueron el ingeniero civil y profesor de buceo John Beernaerts y el arquitecto Sebastián Moreno-Vacca.
Se trata de una estructura sumergida con pisos planos con diferentes profundidades; dos grandes plataformas están dispuestas a 5 y 10 metros, respectivamente. Además, hay un foso circular que alcanza los 33 metros de hondo y tres salas presurizadas con aire renovado constantemente.
Según sus creadores, esta impresionante estructura es ideal para quienes quieran aprender e incluso mejorar sus técnicas de buceo.
Nemo 33 también ofrece la oportunidad de degustar comida tailandesa en la terraza de la piscina, o en su restaurante con siete ventanales, desde los cuales se observa interior.
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